Con la Canonización, cuyo primer paso, es la Beatificación, no se trata de premiar en la tierra las virtudes de un cristiano que fue un héroe de la santidad, ambas tienen una función social, una función eclesial.
El objeto final de la canonización, no son los siervos de Dios, sino los fieles. Son ellos los destinatarios y beneficiarios de la misma.
Los santos no tienen necesidad de ser declarados tales. Son los fieles los que tienen necesidad de que la Iglesia siga proponiendo continuamente nuevos modelos de santidad, capaces de ayudarles a interpretar en cualquier condición de vida el mensaje evangélico.
Y son precisamente los santos los pioneros y los prototipos creativos de las formas de santidad necesarias en un determinado periodo. Practicando un nuevo estilo de vivir el cristianismo, demuestran que una determinada forma de vida y de acción ofrece posibilidades de realizarse como hombre y como cristiano; enseñan experimentalmente que también así, en esas condiciones concretas de ambiente y de trabajo, se puede ser cristiano.
Por eso un Siervo de Dios es tanto más canonizable cuanto más atractivo y estimulante sea el mensaje que pueda ofrecer al mundo moderno,de tal modo, que los fieles se sienta incitados a seguir sus ejemplos.
Los santos no tienen solamente la función de servir de incentivo, de estímulo para los fieles, sino que contribuyen a fortalecer y acrecentar la unión existente entre la Iglesia triunfante y la Iglesia peregrinante. Son ellos una expresión de esa mística unión, una manifestación viva de la vitalidad de la Iglesia, un signo de la acción santificante del Espíritu.
Dice el Concilio Vaticano II: “No veneramos la memoria de los santos, sino especialmente para que se consolide la unión de toda la Iglesia con el Espíritu por el ejercicio de la caridad” (cf. Ef 4, 1-6) “Porque, así como la comunión cristiana entre los que se encuentran en camino nos acerca más a Cristo, la comunión con los santos nos une a Él, del cual, como de la fuente y de la cabeza dimana toda la gracia y toda la vida del mismo pueblo de Dios” (LG, 50)
Don Luis de Trelles dejó fama, entre sus allegados, de hombre inteligente, serio, trabajador, responsable, abnegado y desinteresado. Pero todo ello sigue siendo normal. En efecto, Trelles fue un cristiano especial porque amó a Jesús Sacramentado de una forma tan entusiasta y enérgica, tan suya y peculiar, que aunque sólo fuera por eso, merecería público reconocimiento.
Porque en Trelles se hizo realidad el prodigio descrito por san Juan Pablo II en su Exhortación Chrislifideles laici, cuando dice que «los carismas se conceden a la persona concreta, pero pueden ser participados también por otros, y de este modo se continúan en el tiempo como viva y preciosa herencia, que genera una particular afinidad espiritual entre las personas».
La vida de Trelles es un modelo de vida vivida laicalmente para la acción, alimentada en la contemplación eucarística latréutica. Si es cierto que su amor a Jesucristo Sacramentado le indujo a dedicarle heroicamente una buena parte de su vida. Si es cierto que su fe le inspiró un modelo, operativamente vivo hoy día, de práctica personal del culto eucarístico. Y el entusiasmo con que atrae su figura, nos lleva a convicción de que don Luis de Trelles y Noguerol es un santo.
SITUACION DE LA CAUSA
- 1992.05.13 – Reunión en Zamora de distintas Secciones de la Adoración Nocturna de España, previa a la creación de la Fundación Luis de Trelles. En dicha reunión se nombra una comisión que visitará al Sr. Obispo de Zamora don Juan María Uriarte Goiricelaya, para que según el Código de Derecho Canónico, proceder a la iniciación de la Causa de Canonización.
- 1993.03.26 – Decreto de erección a la “Fundación Luis de Trelles y Noguerol” como fundación religiosa de la
Iglesia Católica, emitido por el Obispado de Zamora.
- 1993.04.17 – Constitución de la “Fundación Luis de Trelles” ante el Notario de Zamora, D. Antonio Hernández Rodríguez – Calvo – (Protocolo núm. 1055/1993).
- 1993.05.11 – Inscripción de la “Fundación Luis de Trelles” en el Registro de Entidades Religiosas del Ministerio de Justicia (Número 116 –SE/F.)
- 1993.05.20 – El Postulador, R. P. Romualdo Rodrigo, O.A.R., solicita al Excmo. Sr. Obispo de Zamora, D. Juan María Uriarte Goiricelaya, la introducción de la Causa.
- 1993.09.06 – Voto favorable de los señores Obispos de la Provincia Eclesiástica de Valladolid.
- 1994.01.07 – “Nihil obstat” emitido por la Sagrada Congregación para las Causas de los Santos (Protocolo núm.1941-1/93).
- 1994.06.25 – Introducción de la Causa en la Diócesis de Zamora. El Excmo. Obispo de Zamora hacía pública en la Diócesis la petición del Postulador de introducir la Causa de Canonización del Seglar don Luis de Trelles y Noguerol.
- 1994.10.15 – Apertura del Proceso Diocesano en Zamora.
- 1998.05.09 – Entrega documental en el Tribunal de Zamora.
- 2000.01.29 – Clausura del Proceso Diocesano en Zamora.
- 2000.03.13 – Entrega documental en la Congregación para las Causas de los Santos y apertura del Proceso en Roma.
- 2000.11.24 – Decreto de Validez: emitido por la Congregación para las Causas de los Santos, Roma (Protocolo 1941-4/00).
- 2001.02.02 – La Congregación de las Causas de los Santos, nombra al Reverendo don José Luis Gutiérrez Relator de la Causa.
- 2008.07.04 – La Congregación de las Causas de los Santos, admite la “Positio”, una vez aprobada por el Relator de la Causa Monseñor D. José Luis Gutiérrez.
- 2014.02.25 La Positio es aprobada como “laudable” por la Congregación para las Causas de los Santos.
- 2015.01.22 – Su Santidad el Papa Francisco firma del Decreto de Virtudes heroicas por el que proclama a don Luis de Trelles y Noguerol Venerable.