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Luis de Trelles, fundador y organizador

“La vía del adorador nocturno es derramar su corazón en la presencia divina y recibir calladamente sus favores, ofreciendo oraciones a Dios, en reparación de los agravios que recibe en el augusto Sacramento, afectos íntimos de humildad y de amor, de compunción y de anonadamiento personal ante su real presencia” (Don Luis de Trelles)

Don Luis de Trelles, durante su vida participó en  muchas organizaciones y asociaciones piadosas, principalmente de carácter  eucarístico, pero en algunas tuvo especial actuación como organizador y como fundador.  Podemos  señalar cinco a las que dedicó mucha ilusión, mucho tiempo y muchos desvelos: la Asociación del Culto continuo al Santísimo Sacramento del Altar, una obra pía a la que permaneció afiliado don Luis desde 1858 hasta su muerte en 1891;  y el Centro Eucarístico de Madrid, que fundó en 1872 y gestionó hasta pocos años antes de morir; la Adoración Nocturna, fundada en 1877, después de un intento fallido debido a la situación política en España; la revista eucarística “La Lámpara del Santuario” que comenzó a publicarse en Enero de 1870 y que don Luis, dirigió, financió y fue casi su único redactor hasta su muerte en 1891; y las Camareras de Jesús Sacramentado, fundadas en 1881.

Manuscrito Trelles
Manuscrito de don Luis de Trelles

La Asociación del Culto Continuo, se componía de células locales, llamados Coros, agrupaciones de treinta y una personas que se comprometían a comulgar cada una un día fijo, en cada uno de los meses del año, para desagraviar a su Divina Majestad de las ofensas que recibe en el Sacramento de su amor.

Esta práctica la inició en Andalucía don José María Zamora Granados, un comerciante de Granada, que concibió el pensamiento del Culto Continuo empezando a practicar la comunión con su familia, y otros amigos; y muy pronto se extendió esta práctica por toda España. El Sr. Zamora Granados, falleció en Mayo de 1868, dejando encomendada la obra al Sr. Obispo de Lugo, don José  de los Ríos Lamadrid y a cuatro seglares, entre los cuales se encontraba don Luis, que asumió el cargo de secretario ejecutivo, y que se puso a trabajar intensamente para organizar y coordinar la Asociación.

En aquellos momentos España soportaba una situación caótica, un país descompuesto y empobrecido que sufrió la revolución  desatada en septiembre de 1968,  que llevó a cabo una dura  persecución religiosa, lo que junto con la inmensa pena por la muerte de su único hijo varón de dos años, hizo sufrir mucho a don Luis. A pesar de su dolor, el Venerable se entrega al trabajo en la parcela del Señor, y ante tan desesperada situación, acepta la dirección de la Asociación del Culto Continuo al Santísimo Sacramento.

Esta asociación era ideal ante tales circunstancias, ya que su organización era muy sencilla, se coordinaba con simples recados, sin necesidad de arriesgarse con reuniones que pusieran en peligro a las personas. Y propagaban el mejor culto al Señor, que es la Misa y Comunión sacramental. A don Luis  le movía  el convencimiento de que el remedio frente a aquella persecución, era la comunión sacramental.

Con ánimo esforzado, y superando enormes dificultades, trató de cuidar y coordinar un grupo tan numeroso y tan disperso, y el correo fue su arma favorita, escribiendo sin parar a sus amigos y colaboradores. Con su celo ardiente consiguió que el Culto continuo se extendiera por toda España, expandiendo el hábito de recibir el sacramento de la Eucaristía con frecuencia mensual, semanal, y aun diaria. Fue tal la difusión que en el año 1889, el Culto Continuo contaba con 8.700 coros de 31 personas distribuidos por  toda España.

Don Luis advirtió, en cuanto se hizo cargo de la dirección de la Asociación del Culto continuo, que necesitaba disponer de medios adecuados si quería conseguir mantener y en lo posible expandir dicha Asociación, y por eso decidió hacia 1869 fundar una revista y crear una estructura  organizativa mínima. El primer fascículo de la revista “La lámpara del Santuario” se publicó en enero de 1870. Esta revista sería un medio de comunicación y coordinación entre los distintos Coros, y una forma  eficaz de ejercitar  el apostolado.

El otro proyecto de erigir un centro organizativo se encontró con enormes obstáculos, que solo el consabido tesón de don Luis pudo superar y así, a fines de 1872 el Venerable pudo fundar el Centro Eucarístico de Madrid, cuyo fin era promover el culto y adoración al Santísimo Sacramento e impulsar  el recibir con frecuencia la Sagrada Eucaristía.

Pero la gran obra de don Luis de Trelles fue la fundación de la Adoración Nocturna en España. Los orígenes de esta obra se remontan al sábado, 23 de agosto de 1862, en que el Venerable, tuvo el honor de hacer una noche de oración al Santísimo Sacramento en París, y el gusto de adquirir la obra Mr. Saguette, sobre la Eucaristía. Pero este sueño de don Luis, de instaurar en España la Adoración Nocturna precisó de largos y fatigosas gestiones, pues la situación política no permitía reunirse de noche en las iglesias, y tardó algún tiempo en ponerse en práctica.

Inasequible al desaliento, el Venerable continuó haciendo propaganda de su proyecto adorador por todos los medios a su alcance, y cuantas más dificultades encontraba, más razones hallaba  para  actuar y promover la práctica adoradora.

Iglesia de San Antonio del Prado
Iglesia de San Antonio del Prado, hoy desaparecida

Finalmente don Luis de Trelles pudo constituir la Adoración Nocturna en Madrid el día 2.11.1877, con el acta de constitución. Se habían  superado  enormes dificultades y obstáculos, que sólo la constancia y el ingenio del Venerable fue capaz de culminar. En la noche 3 de noviembre de 1877, en la antigua iglesia de San Antonio del Prado se reunían los siete primeros adoradores, que con cuatro velas en el altar y tres hachas en las manos inauguraban la adoración al Santísimo Sacramento. Después de esta primera fundación, el Venerable fue implantando la Adoración Nocturna en España, poniendo mucho esfuerzo, venciendo muchas dificultades.

Don Luis comprendió que era preciso dotar a la Adoración de unos Estatutos y Reglamentos. Estos fueron aprobados por el Cardenal de Toledo el 11.5.1878.

Don Luis no fundó la misma adoración que conoció en Francia; la  dotó de  una estructura jerárquica, y mayor disciplina. Introdujo la media hora de meditación en el turno de vela ante el Santísimo Sacramento y la permanencia en la Vigilia durante toda la noche. Le asignó unos fines  espirituales: elevar las manos a Dios, esto  es, orar, bendecirle, adorarle y rendirle culto; desagraviar al Señor por las ofensas que recibe; y tratar de regenerar al mundo mediante la adoración nocturna al Santísimo Sacramento del Altar.

A partir de entonces se sucedieron las fundaciones de la Adoración Nocturna, realizándose así una  implantación  efectiva de la Obra en España. Y pudo decir en 1883, con el corazón poseído del mayor gozo: “El Señor, siempre grande y magnífico, nos da el ciento por uno, pues hoy se acercan, si no llegan a setecientos los adoradores en toda España

El amor a la Eucaristía del Venerable sufría de ver como muchos sagrarios y altares estaban abandonados, y así concibió la idea de fundar una asociación seglar femenina, las Camareras de Jesús Sacramentado,  que se ocuparían de contribuir humilde y amorosamente a surtir a las iglesias pobres de paños y vasos sagrados de inmediato contacto con el Señor en su vida eucarística.

Estas dos fundaciones crecieron casi paralelas, realizándose así una implantación progresiva de la obra de Trelles en España. Obviamente, don Luis no descansaba, visitando secciones establecidas y promocionando otras nuevas, así como respondiendo consultas y aconsejando correcciones. En especial corregía el individualismo, la rutina y la exhibición o publicidad.

Don Luis continuó  su impresionante cabalgada fundacional hasta el momento de su muerte. Impresionante por el elevado número de fundaciones imaginadas, planeadas  y llevadas a cabo. E impresionante también por la carga de trabajo que originaba su gestión. Vivió para su obra, por ella  tuvo grandes satisfacciones y también enormes sufrimientos, sobre todo  en los últimos años de su vida, lo cual laceró su corazón que sólo buscaba la gloria de Dios. Pero aún así, la obra de Trelles siguió creciendo y dio frutos positivos, uno de ellos el promocionar la presencia activa de los laicos en la Iglesia Católica, adelantándose a lo que más tarde tanto  inculcó el Concilio Vaticano II, pero que entonces no era bien visto.

El fuego del amor de Dios que ardía en el corazón del Venerable se  ha propagado y la Adoración Nocturna se ha expandido por toda España con innumerables secciones, y después de su muerte se ha extendido por  México, Cuba, Argentina, República Dominicana, Portugal…